A esto, sobre todo cuando es la primera vez, le suceden varias sensaciones; desconcierto, susto, emoción por descubrir qué nos traerá a cambio el Ratoncito Pérez cuando se lleve el diente para seguir construyendo su casita......y por último dudas, muchas dudas, por decidir cuál será el mejor lugar para dejarlo.

No es tarea fácil. Si se deja a los pies de la cama, al estar oscuro, puede que no lo vea y lo chute sin querer bajo la cama. Si se pone bajo la almohada, igual no tiene la fuerza necesaria para levantarla y sacar el diente, ¿y si lo ponemos a cierta altura para que esté a salvo?,  quizás no llegue y no lo pueda alcanzar...

Si lo metemos en el bolsillo a nuestro Ratoncito Guardadientes, todo esto está solucionado.

Este animalito lo había visto en alguna tienda y en ciertas páginas web, pero no me había llamado la atención hasta que una amiga me convenció de lo práctico que era. Genial como escondite a la espera del Ratoncito Pérez e ideal como adorno de las habitaciones infantiles colgado de la manilla de la puerta, de una armario, de la cama.... eso sí, cuando no hay dientes de por medio.

Así que convencida, me puse a ello.

Como me suele pasar en estos casos, a un modelo le siguió otro, luego otro y así hasta hacerme con varios diferentes para todos los gustos, incluso hay uno que "salió de fábrica" a petición de una persona con la mente "rojiblanca".

La verdad es que han sido un éxito y se van reproduciendo poco a poco.

Os dejo una foto para que podáis apreciar los materiales que empleo hasta darles su forma final.

Y aquí, una de la gran familia