Desde chiquitina he sido una enamorada de los papeles, cordones, bolsas, cajas... y cuando recibía algún regalo de estos "especiales", tardaba un buen rato en abrirlo examinando cada detalle para después, por supuesto, guardar cada uno de ellos para... " por sí acaso ".

Me encantan los papeles rústicos, naturales, cuerdas, cordones, rafias... todo en colores neutros. Luego suelo meterle un toque de color pero sin brillos, sin lazos enormes... algo que haga a nuestro regalo tener ese toque especial.

Esta afición mía por las cosas bonitas la ha "sufrido" mi familia desde siempre y me han ido guardando cada detalle, de estos que creían "diferente". Incluso, alguna vez han esperado a abrir un regalo para que yo pudiera verlo porque el envoltorio merecía la pena. ¡Gracias chicos!

Esta casi obsesión mía (de momento no patológica), se la he transmitido a mis hijos que a menudo ,antes de tirar algo, me preguntan: ¿ama, esto te sirve? y seguramente mi respuesta será... jejeje... Sí.

Bueno, que lo mejor será que os enseñe algunos ejemplos sencillos para que veáis que con pocos materiales podemos envolver detalles muy resultones y seguro que quien los reciba, sabrá apreciarlos !!